EL CUERPO
El cuerpo o los tres (3 cuerpos) que componen nuestra naturaleza, (ordinario, sutil, causal) vehículos importantes para el ser y estar en el mundo, dormir y soñar, imaginar, emocionar, sentir, despertar a la consciencia una, requieren la atención, la conciencia, y el ejercicio y/o cuidado diario y continuado.
El cuerpo físico ordinario, el primer chacra de la filosofía hindú, el reino sensoriomotor, el estado de vigilia, experimentamos con él los datos sensoriales del mundo que nos rodea, es el hogar del ego, es el cuerpo exterior de todos los niveles de la Gran Cadena del Ser, cuerpo de alimento, de complejos procesos que operan de manera estrecha y da lugar a la realidad física; cuidarlo mediante la alimentación, el ejercicio aeróbico, el deporte, las caminatas, el jogging, las danzas, los ejercicios con máquinas y pesas es mantenerlo vibrante y sano.
El cuerpo sutil, hogar de nuestros sentimientos y emociones, el estado de sueño, un espectro de energías sutiles (radiación, mente, sonido, emoción y fuerza vital) que conforman el cuerpo etérico o astral, mental y psíquico. Gira fundamentalmente entorno a intuiciones, sentimientos, ideas, intenciones, deseos y emociones. Las energías sutiles más densas (aura, meridianos de acupuntura, sensaciones corporales) están ligadas al cuerpo físico ordinario, las bandas más sutiles a la sexualidad, las emociones más sutiles tienen que ver con la mente y la intuición y las mucho más sutiles con la inteligencia supramental, beatifica e intuitiva.
Son muchas las técnicas o prácticas que mantienen, sostienen y expanden este cuerpo sutil, entre ellas están: el tai-chi, el chi kung, la medicina energética y vibracional, el hatha yoga, los pranayamas, el kun fu, las esencias florales y extractos homeopáticos, la acupresura china, la órbita microcósmica del taoismo
El cuerpo causal, hogar de los arquetipos, de las formas primordiales, de los 20 principios de todo holón que conforma la realidad. Encarnación energética del testigo omnipresente de la conciencia, el espacio en donde emerge toda experiencia.
El dominio causal es la causa, el espacio y el apoyo en el que pueden emerger las energías y los cuerpos sutil y ordinario.
La meditación es por excelencia su práctica, en sus diferentes formas, el testigo, la Gran Mente y el Gran Corazón, mindfulness, autoindagación.
Acometer el trabajo corporal implica prácticas en los tres (3) cuerpos: causal, sutil y ordinario; potencia nuestro despertar.
LA MENTE
La maduración del ser humano a la par que va apreciándose en su biología (cuerpos) también se muestra en su mente, con la capacidad de asumir cada vez más perspectivas, desde la segunda, la tercera o la cuarta persona.
El marco de referencia OMNICUADRANTE, OMNINIVEL, OMNILINEA, OMNITIPO, OMNIESTADO que en esta plataforma viremos a ir desplegando; nos ayuda a organizar varias perspectivas del conocimiento científico, cultural, y contemplativos.
Este marco llamado OCON, AQAL (por sus siglas en inglés) nos ayuda a entender que el KOSMOS es mucho mas grande que lo que anteriormente suponíamos y puede servir para utilizarlo en cualquier quehacer humano.
EL ESPIRITU
El despertar del espíritu, se refiere a la búsqueda de “las preocupaciones últimas”, el epitome de todo lo que es importante, la esencia de la bondad, la verdad y la belleza.
Según se dice EL ESPIRITU es el amor sin limites que se allá mas allá de toda descripción.
El Espíritu suele utilizarse como “Dios”, la “Conciencia”, la “Talidad”, la “Esidad”, el “Yo”, o lo “Omnipresente”.
La presencia amorosa que todo lo impregna, la energía consciente de la vida, el chi, el prana, el Espíritu Santo.
En este aparte, del DESPERTAR, vamos a poder discernir aspectos importantes de la espiritualidad como los estados de conciencia, que son temporales, los estadios de desarrollo espiritual que son permanentes, las Visiones del mundo y ondas evolutivas, la línea de inteligencia espiritual, las Visiones del Espíritu desde la primera, la segunda y la tercera persona.
Las diferentes técnicas meditativas, la contemplación, la oración; la práctica en los tres cuerpos (ordinario, sutil y causal); todas son formas con las que se puede acceder al Espíritu.